13 marzo 2015

Estrellas del porno: Nina Hartley

Recopilación de Francisco Peña.

Nina Hartley, reina del cine XXX, tiene una sorpresa para cada todos a lo largo de su vida.

Nina viene de una larga línea familiar de judios radicales. Su abuelo (profesor de física) y su padre (locutor de radio) fueron miembros del Partido Comunista. Las fiestas judías como Hanukkah, Pascua, etc., se celebran en su familia como días de descanso y no como días religiosos.


A pesar de que Nina y su familia no recibieron instrucción religiosa, uno de sus hermanos y una hermana (médico cirujano) se convirtieron al Judaísmo Ortodoxo cuando se convirtieron en adultos y ya no se relacionan con Nina, la oveja negra de la familia. A mediados de la década de los 80, los padres de Nina se convirtieron en practicantes del Budismo Zen.

Nina Hartley en los 80.

“Cuando mis padres me vieron hablando en el programa de Phil Donahue se molestaron mucho. Ahora me aceptan más. Saben que soy feliz, que estoy sana y que sigo siendo la misma persona que siempre conocieron”.

“Uno de mis hermanos piensa que mi trabajo es sensacional. No le molesta para nada. Mi hermano mayor apenas si puede decirme hola. Está verdaderamente molesto con mi trabajo. Es un judío ortodoxo practicante, así que no nos hablamos. Aun antes de que descubriera que es lo que hago no teníamos mucho en común debido a su conducta religiosa. Es el pariente más difícil para acercarme”.

En cierta ocasión le preguntaron a Nina cómo era posible que en una familia judía con antecedentes familiares comunistas creciera un niño que se convertiría en judío ortodoxo. Nina contestó: “Todavía se lo están preguntando. Mi hermano se acercó a la religión como lo hacen muchos adultos. Inseguridad, miedo, deseo de formar parte de una comunidad, deseo de tener raíces e identidad. Se interesó primero por la historia del pueblo judío y después por su cultura. Poco a poco se involucró en los aspectos religiosos de la misma hasta su conversión.

En cambio, Nina tuvo una formación feminista.

“Mi familia no entiende el exhibicionismo o la pornografía. Soy judía cultural pero no religiosamente. Y soy más rebelde que la típica mujer WASP norteamericana (blanca, anglosajona y protestante). Crecí en Berkeley, que tiene una fuerte influencia cultural del judaísmo secular. Es un lugar intelectual, y mucha gente que marca la agenda política es judía.


“Estoy orgullosa de mis raíces, de su historia intelectual y de su empatía con los perseguidos. Pero no soy sionista; políticamente soy izquierdista. Quiero que todo mundo tenga un trabajo, comida, ropa, casa, educación y cuidado médico. La utopía podrá ser comunista pero mientras tanto debemos tener alguna forma de socialismo”.

El ser judía le daba rasgos de conciencia social, que le hacían cuestionar lo que la rodeaba. “Creo firmemente en la tradición de los judíos como educadores. Me gusta saber más de su cultura e historia pero desde mi perspectiva atea. No veo ninguna razón para practicar una religión”.

En secundaria, Nina era tímida, “un cerebrito” que leía mucho y sin ninguna gracia en especial. Tenía sueños sexuales pero no tenía citas con jóvenes. Al salir de la escuela estudió enfermería profesional y se recibió con mención magna cum laude. En su segundo año trabajó en bares topless y al recibirse ya trabajaba en la industria de videos para adultos y hacía actos desnudistas en el teatro de los famosos hermanos Mitchell.

En ese teatro conoció a la famosa actriz XXX de los 70 Juliet Anderson, quien dirigió a Nina en su primer video, llamado Educating Nina.

Nina Hartley tiene el record de mayor permanencia en activo como actriz en esa industria, y sigue activa hasta la fecha aunque realiza un número menor de videos actualmente.



Conoció a su esposo a los 19 años. Él le aclaró que no era monógamo, y para entonces Nina ya era bisexual. “Mi filosofía y actitud era ya muy avanzada, aunque mis experiencias a esa edad no eran muy agradables”.

Después del retiro de Ginger Lynn en 1986, considerada la reina del hard hasta ese momento, Nina Hartley se convirtió en la estrella incuestionable de la industria hasta 1992, cuando surgió Victoria Paris y después Jenna Jameson. Mucha gente creyó que se retiraría en esos años.

Pero hizo todo lo contrario. Combinó su actividad en el cine para adultos con su actividad política feminista y pro liberación sexual, lo que la llevó a convertirse en una de las voceras decididas del uso de la libertad de expresión en referencia a los temas sexuales en la sociedad estadounidense.