13 noviembre 2015

Carácter / Karakter, de Miem van Diem

Francisco Peña.


Carácter / Karakter (1997) es una cinta holandesa del director Mike van Diem, que fue ganadora del Oscar a la Mejor Película de Lengua Extranjera en 1998.

Basada en la novela homónima de Ferdinand Bordewijk, Carácter tiene un comienzo impresionante en ritmo y edición, hasta plantear el ataque de un joven a un viejo en un edificio. El viejo muere y el joven es acusado de asesinato A partir de la investigación policíaca que del hecho se desprende, van Diem reconstruye la relación padre - hijo de los dos personajes, desde la infancia del segundo.



En una estructura de melodrama, Mike van Diem construye una historia seca, sobria, pero no hierática. Los padres del joven Katadreuffe tienen un único encuentro sexual que causa su nacimiento. A partir de ese momento, la madre y el padre se separan y la constante de su relación es el orgullo, la separación y el silencio. El joven queda marcado por el silencio materno, la falta de cariño y el acoso paterno.

Por sus propios medios e iniciativa, Katadreuffe busca la independencia de la madre, seca y encerrada en si misma, y cuyo signo de cariño es regalarle un par de camisas nuevas. Sin embargo, recibe el apoyo de un amigo comunista y escala socialmente por sus conocimientos autodidactas y el apoyo de su jefe.

Pero desde su infancia es perseguido socialmente por su condición de bastardo y eso lo marca emocionalmente. Al no recibir respuesta de la madre y golpearse contra ese muro de silencio, descubre casualmente la identidad de su padre. Su progenitor es Deverhaven, un alguacil despiadado que se dedica a desalojar inquilinos pobres de las vecindades de la ciudad. Además, es un prestamista con fama de desalmado. Siendo niño lo busca y se ve involucrado en un robo; al llamar al padre sólo recibe una declaración de que no conoce al chico.


A partir de ese momento la relación padre e hijo queda establecida por la persecución, la mutua provocación, el rencor y la agresión psicológica y física. El daño a la sensibilidad del joven es patente y se manifiesta en la imposibilidad de profundizar en sus relaciones humanas con otras personas. La sombra del padre y el silencio de la madre hacen del joven un chico incapaz de comprender los matices de las relaciones humanas y no le permiten manejarlas. De allí el fracaso de Katadreuff en su intento por iniciar un noviazgo basado únicamente en su fulgurante ascenso en el trabajo. Sólo su jefe De Gankelaar le hace ver el problema emocional que tiene y lo hace comprender durante un juicio que, quien no tiene capacidad de aceptar un regalo por orgullo y soberbia, tampoco tiene la capacidad de dar, y por lo tanto de amar y ser amado. He allí el impedimento con el que se estrellaron sus padres, Joba y Deverhaven.

Mike van Diem no deja escapar ningún pormenor de la trama. La película va desgranando los distintos encuentros del padre y el hijo que giran alrededor de préstamos, quiebras y juicios en la corte. Conforme avanza la trama, Mike van Diem narra con maestría las luces y sombras de la relación de Deverhaven y Katadreuffe. Lo que se siente es la opresión e incomprensión que la rige. De hecho, Deverhaven usa a su hijo como blanco emocional para vengarse del rechazo de Joba, la madre. La reacción del hijo es entendible y la confrontación con el padre, deseada por el hijo y auspiciada por el padre, se extenderá a lo largo de los años.


Lo que rige las relaciones de Deverhaven, Katadreuffe y Joba, este triángulo de silencio, es el orgullo. La soberbia es lo que marca esta grave represión de los sentimientos. Katadreuffe es formado entre el orgullo y el silencio porque ambos padres son soberbios y ninguno cede ni muestra sus sentimientos.

De esta represión de los padres, Katadreuffe emerge con un sólo objetivo: ascender en la escala social y vengarse del padre. Deverhaven hace todo lo posible por atizar la venganza del hijo: lo persigue, lo bloquea, lo acosa. Pero aparte de convertir a su hijo en el blanco de la venganza emocional contra la madre, Deverhaven tiene otro objetivo obscuro.


En el único sueño que presenta la película, el alguacil se enfrenta desnudo ante un motín de inquilinos que desean lincharlo; lo único que lo escuda es la medalla que representa su autoridad, la ley, pero finalmente es linchado. En el fondo, Deverhaver quien morir y desea que su hijo sea el ejecutor. Todas sus acciones de provocación esconden el deseo de ser asesinado por el hijo para liberarse del desierto emocional en el que vive.

Toda la trama está narrada con una sobriedad y una economìa de medios sorprendente. Con unas atmósferas que remiten a los primeros films de Fritz Lang, van Diem plantea la historia de esta relación con mano firme. Pero al contar todos los pormenores, todos los detalles, el final se hace previsible y no se llega al impacto total que una edición de la trama hubiera logrado.


El suicidio de Deverhaven y la liberación final de Katadreuffe se ven venir. Solamente el detalle final de la carta a Katadreuffe firmada con la palabra “Padre” libera por fin los sentimientos contenidos a lo largo de toda la película. En ese sentido, este film tiene una estructura de melodrama, del cual han sido eliminados todos las manifestaciones externas de emoción, lo que carga las escenas con mayor tensión. El detalle final de la firma le confirma a Katadreuffe que, en realidad su padre si tenía sentimientos por él, y que las barreras que le puso a lo largo de su vida funcionaron para que se superara. Pero el precio emocional que pagaron todos los involucrados fue demasiado alto.


Esta película sobria, tensa, tiene una realización impecable y llena de maestría. El manejo de la cámara es magistral. La cámara se mueve todo el tiempo, pero no se mueve en base a una estética que quiera subrayar su presencia por si misma, no es preciosista. Todos los movimientos de la cámara están sujetos a la economía narrativa y están dirigidos a marcar, subrayar o mostrar un momento de la trama o la acción de un personaje. Todo ese trabajo fílmico maravilloso está dirigido a beneficiar la narración, por lo que hay un equilibrio entre cinematografía, realización y argumento.

De la misma forma, la edición mantiene un ritmo tenso y sólo remarca los momentos más dramáticos con cortes breves, como en el caso del suicidio.

Mike van Diem logra una excelente película, porque elimina los elementos melodramáticos comunes pero reviste la cinta con un trabajo de realización extraordinario.


De esta forma, aunque el tema de la opresión en las relaciones padre - hijo ya se conoce y se ha usado en el cine, van Diem logra una variación novedosa que muestra que en el fondo de muchas de estas hay una gran soberbia y orgullo que incapacita a los seres humanos para mostrar sus sentimientos, y que convierte sus vidas en un desierto.

Con Mike van Diem, el cine holandés demuestra su fuerza.

CARACTER. Holanda. 1997. Producción: Almerica Film, First Floor Features Productions, Laurens Geels. Dirección: Mike van Diem. Guión: Laurens Geels, Ruud van Mengen y Mike van Diem, basado en la novela del mismo nombre de Ferdinand Bordewijk. Fotografía en color: Rogier Stoffers. Música: Het Paleis van Boem. Edición: Jessica de Koning. Intérpretes: Fedja van Huêt (Katadreuffe), Jan Decleir (Deverhaven), Betty Schuurman (Joba Katadreuffe), Victor Low (De Gankelaar), Tamar van den Dop (Lorna), Hans Kesting (Jan Maan). Duración: 124 minutos. Distribución: Quality Films.