22 noviembre 2015

Vespa: la clásica moto de culto cumple años

Cuando Enrico Piaggio creó la Vespa en 1946, no imaginó que la pequeña y estilizada motoneta se convertiría en parte integral de la cultura italiana y cinematográfica.

Francisco Peña.


Al recorrer Italia de Milán a Venecia, de Verona a Palermo, uno nota que hay cosas a las que ninguna italiana o italiano podría renunciar: soberbia comida, futbol, celulares último modelo, exclusivos lentes para sol de diseñador. La Vespa también es parte de estas tendencias al ser un objeto de culto amoroso y símbolo del estilo de vida “a la italiana”.



Parece una contradicción que el país que se enorgullece de haber creado el potente Ferrari, el elegante Alfa Romeo o el exclusivo Lamborghini, haya convertido a la “humilde” Vespa (Avispa en italiano) de cuerpo redondeado, fina cintura y zumbido semejante al ronroneo de un gato, en elemento esencial de la cultura italiana y de su cine.


No, no es una contradicción. De hecho las raíces sociales y proletarias de la Vespa son más profundas que las de sus famosos parientes automovilísticos.



Enrico Piaggio introdujo la primera Vespa en 1946 impulsado por la imperativa necesidad de su país de contar con transporte moderno y económico. La Segunda Guerra Mundial había reducido al parque automovilístico italiano a una masa informe de láminas oxidadas a la orilla de las carreteras y apenas si se conseguía gasolina en el mercado negro. Pero las fábricas habían reabierto y se necesitaba movilizar a los obreros y, sobre todo, urgía que los alimentos llegaran de las granjas a las ciudades. La necesidad social encontró respuesta en la Vespa, capaz de montar a dos personas o de mover frutas, huevos y pollos a los mercados populares. Además, la moto generó en los jóvenes un sentimiento de libertad luego de años de guerra y ocupación militar alemana y estadounidense: permitía visitar a los amigos, familia y salir al campo a divertirse… o tener encontronazos amorosos, claro.


El cine italiano adoptó a la pequeña moto como “actriz” imprescindible y la volvió estrella internacional. El Times de Londres resumió la percepción mundial cuando publicó que la Vespa “es un producto completamente italiano, como no se había visto desde la época de las cuadrigas romanas”. Los clubes de “vespistas” se fundaron en todo el planeta, entre ellos el actual Club Vespa de México (http://clubvespademexico.foroactivo.com/).

La primera película donde aparece la motoneta es la cinta italiana Domingo de agosto (1950, Luciano Emmer) a sólo cuatro años de su creación. Irrumpe en la cinematografía estadounidense con la cinta de Hollywood La princesa que quería vivir/  Vacaciones Romanas / Roman Holiday (1953, William Wyler). De hecho, en esta película se conjugan dos consagraciones internacionales que registran los cinéfilos: una joven y bellísima Audrey Hepburn se escapa de sus deberes de joven princesa montada en una Vespa 125 guiada con seguridad por el “periodista” Gregory Peck para recorrer a placer las calles de Roma y, de paso, vivir un intenso romance veraniego como cualquier chica italiana del momento.




Desde entonces las películas donde aparece la Vespa italiana son legión. El cine, sea de comedia, acción, drama o de contenido social, ha procurado la presencia de la querida moto: desde Querido diario (1993, Nanni Moretti) con un capítulo titulado “En la Vespa” y un modelo 150 Sprint a La Intérprete (2005, Sydney Pollack), donde la rubia Nicole Kidman recorre las calles de Manhattan en una motoneta amarilla. En ambas cintas, las secuencias donde aparece la motoneta están teñidas por una atmósfera de baile y gozo, de manera abierta con Nanni Moretti y más discreta con la rubia Nicole que tripula la motoneta con una sonrisa casi orgásmica dibujada en su rostro. Otro que recorre Nueva York en una Vespa blanquiazul es Jude Law en Alfie (2004). Otras más aparecen en cintas como Quadraphenia, American Graffiti, El talento de Mr. Ripley y hasta Transformers.



Además de Audrey Hepburn, la Vespa ha sido compañera de viaje de varias bellezas. En el clímax de los 60, cuando Ursula Andress era el sueño mojado de todos los admiradores de “Bond, James Bond”, la chica suiza dejaba ver generosamente al aire sus torneadas piernas doradas al tripular una Vespa en una de las campañas publicitarias de la moto. Detrás de la Andress siguieron otras bellas que han trabajado en el cine italiano como Raquel Welch, Virna Lisi y Milla Jovovich, por mencionar algunas.


En el caso de los galanes hay que citar a Marcello Mastroianni (¡infaltable!), Henry Fonda y Gary Cooper. Cuando algunas estrellas filmaban en Roma, en el apogeo de los famosos estudios de Cinecittà, la compañía no perdía la oportunidad de hacer “campaña periodística” para promover la Vespa con actores estadounidenses. Es conocida la anécdota de que Charlton Heston, cuando filmaba Ben Hur (1959): iba de su hotel a los estudios montado en una Vespa, o recorría el camino a las locaciones cercanas en Frosinone. Claro, lo mejor era cuando los actores famosos se dejaban ver en Vía Veneto en una Vespa para vivir la “dolce vita” nocturna, como lo hizo Anthony Perkins (ya famoso por Psicosis) mientras filmaba El Proceso (1962) en Roma, dirigido por Orson Welles.



Ya más cercanos a nuestros días, podemos reconocer a algunos actores que han usado una Vespa en pantalla como Sting, Matt Damon y Antonio Banderas (en pleno destape almodovariano) entre otros.


Para rematar, quizás la secuencia clásica de unas Vespas en movimiento está en La Dolce Vita (1960) de Federico Fellini. Se trata del vehículo preferido de los paparazzi para cazar fotográficamente a las estrellas y celebridades que rondan en la noche fílmica felliniana.


Pero para calibrar lo que es la Vespa para el cine hay que ver el video (arriba) http://youtu.be/RnHRUeMhxqc (Nicole Kidman de 00:24 a 00:27): se puede sentir lo que es bailar con alegría por las calles. Esta moto es el orgullo de quienes aprecian la libertad, el estilo y el buen diseño: triunfo nada despreciable para la “humilde” Vespa que cumple años.