22 mayo 2016

Polémica sobre el film Katyn entre Jean Luc Douin (FRA, Le Monde) y Adam Michnik (POL, Gazeta Wyborcza). 02 – Respuesta de Adam Michnik a la crítica fílmica de Douin.

"Katyn" o la matanza de los polacos por los soviéticos

Por Adam Michnik.
Publicado en el diario Le Monde, 14 abril de 2009.


Le Monde es uno de los periódicos internacionales más serios. Así que me sorprendió fuertemente leer la crítica que hace de Katyn, la última película de Andrzej Wajda (Le Monde, 1 de abril).


Su autor formula dos comentarios, el primero se refiere “a la concepción de los nazis y los soviéticos como depredadores de todo el país.” A los ojos de los críticos franceses, esto es una aberración, una contra-verdad. Sin embargo, en el periodo comprendido entre septiembre de 1939 y junio de 1940, estos fueron los hechos históricos. ¡Qué ignorancia tan preocupante!

En esa época, Polonia fue dividida por dos potencias totalitarias vinculadas por el pacto germano-soviético. El terror, en ambas partes ocupadas del país, fue comparable; la brutalidad y la crueldad con la que los dos ocupantes encarcelaron y asesinaron a los polacos era la misma.


Cuando en abril de 1943 los alemanes descubrieron, en el bosque de Katyn, los cadáveres de oficiales polacos, el boletín más importante de la Resistencia polaca (Boletín de Información) publicó el siguiente comentario: "Somos conscientes de la barbarie de la ocupación soviética del territorio oriental de Polonia. (...) al mismo tiempo, nos sorprendió la insolencia de los alemanes que pretenden olvidar sus terribles crímenes cometidos en Auschwitz, Majdanek, Palmir, Wawer y no dudan en señalar a los criminales cerca de Smolensk ". (...)

"Hoy en día, cuando surge la verdad sobre este trágico suceso, decimos enfáticamente: nunca olvidaremos el crimen soviético perpetrado cerca de Smolensk – como tampoco olvidaremos jamás los crímenes alemanes de Palmir, de Wawer, de los campos de concentración y los de la parte occidental de Polonia. " Así es cómo la resistencia polaca reacciona ante la matanza de Katyn, que fue la culminación del pacto Ribbentrop-Molotov.


Después de la guerra, la verdad sobre esta masacre ocultada o falsificada deliberadamente. El silencio mentiroso rodeó cubrió el drama; Stalin y su propaganda obtenían la victoria. En Europa central y oriental, el silencio fue impuesto por el terror. En Europa occidental, sin embargo, el dogma ideológico prohibió comparar los crímenes de Hitler y los de Stalin. La crítica de Le Monde es prisionera de este dogma, mientras que Wajda lo desafía. El director polaco rompe el muro del silencio.

Katyn es el primer film sobre la masacre y la agresión soviética contra Polonia, realizada de acuerdo con Hitler. Ambas eran tabú para la izquierda francesa. Durante muchos años, se mantuvo en silencio acerca de la invasión de Polonia por parte del Ejército Rojo, acerca de los crímenes soviéticos, así como sobre Katyn. Hasta hoy, este trágico acontecimiento histórico es un esqueleto en el armario de la izquierda francesa, siempre indulgente con el "Gran Lingüista" (Stalin).


No fue el único dogma de la izquierda francesa. Otro fue el convencimiento de que, históricamente, los polacos maman el antisemitismo con la leche de sus madres, y que los judíos fueron las únicas víctimas de la ocupación alemana. He leído en Le Monde que la película de Wajda crea "una extraña confusión entre Katyn y el genocidio de los judíos" y que "no hay nada, ningún indicio en la película sobre el Holocausto." Sin embargo, existe "una descripción de las incursiones, el acecho a las familias de los oficiales polacos, como si fuera la deportación de los judíos a los campos".

Peor aún: " una presa de una matanza programada está unida visceralmente a su oso de peluche. Ahora el Museo Yad Vashem, en Jerusalén, ha hecho de los osos un símbolo del exterminio de niños judíos, el martirio de un pueblo.". Y concluye: " Todo siempre nos lleva de nuevo a los judíos, excepto que la palabra nunca se pronuncia. El judío no existe. La víctima de la Segunda Guerra Mundial es el pueblo polaco.”

¿Necesito recordarles que el tema central de la película de Wajda no es el Holocausto, si no la matanza de Katyn? Si, en esta película no se ven judíos en las calles de Cracovia ocupada por los alemanes, es porque en 1943 estaban apiñados en guetos y eran deportados a los campos de exterminio.


Debe evitarse la confusión crítica que se hace sobre la película entre Katyn y Treblinka. Fueron dos delitos diferentes; la película se enfoca a sólo uno de las dos. La crítica sobre la falta de referencia al Holocausto es absurda. Podríamos hacer la misma crítica a la dirección de Steven Spielberg o Roman Polanski, que en sus películas (Lista de Schindler y El pianista), porque no se mencionan la matanza de Katyn, los gulag de Kolyma, o Karaganda? Hasta que algunas películas se han hecho sobre los crímenes soviéticos, incluso si eran tan brutal y masiva como los cometidos por Hitler - y lo lamento. Durante décadas, fueron rodeados por un muro de silencio.

Pocas películas se han hecho sobre los crímenes soviéticos, aunque estos fueron tan bárbaros y masivos como los perpetrados por Hitler -y lo lamento. Durante décadas, fueron rodeados por un muro de silencio.


También quiero hacer hincapié en que Andrzej Wajda no es y nunca fue un negacionista del Holocausto disfrazado. Ha dirigido al menos tres películas sobre este tema: Samson, Korczak, y La Semana Santa. Hacerle este reproche me parece totalmente infundado. Katyn describe de manera realista las redadas y la persecución de los polacos, "atrapados" entre dos Molochs totalitarios. Tal fue el destino de este pueblo, y esta es la razón por la que los polacos se encuentran entre las principales víctimas de la Segunda Guerra Mundial. Es el momento de tomar nota de estas verdades mundanas.

Por último, la crítica de Le Monde constata "la ambigüedad de la representación de los judíos en el cine polaco". Pero el cine polaco no es un monolito. Está representado por una serie de personalidades, de perspectivas, de estilos. Es por esto que es absurdo generalizar esta cuestión. Como es absurdo culpar a Wajda de “polonizar” el símbolo del martirio del pueblo judío - el oso de peluche.


• Adam Michnik es ex co-fundador del sindicato Solidaridad, hoy es editor del periódico Gazeta Wyborcza.