03 diciembre 2016

Cortometrajes mexicanos 1998-1999. 19 Foro Internacional de la Cineteca

Francisco Peña.

Uno de los propósitos de la Cineteca Nacional y del Instituto Mexicano de Cinematografía es la difusión del cortometraje mexicano por medio de distintos eventos, como el pasado ciclo Más sabe el corto… Toca la ocasión de que el 19 Foro Internacional de la Cineteca sea otra pantalla para dar a conocer este trabajo.

El cortometraje parece ser la zona más viva del cine mexicano. Con altibajos, falsas pretensiones, logros evidentes y muestras de buena factura, el corto es campo de expresión libre y zona de entrenamiento de los cineastas. Su valor durante años fue menospreciado. Pero ahora da muestras de vida aunque no todas las manifestaciones son parejas.

Algunas producciones que cuentan con más recursos fallan; otras, con menos financiamiento, encuentran en la creatividad y buen uso del cine la vía de una expresión sencilla pero de mayor alor estético. Otros cortos muestran a directores en formación, a los que sólo falta la madurez de su primer largometraje.

Por estas razones, es bueno que el cortometraje encuentre vías de distribución y proyección. A partir de este punto, queda al cinéfilo el apoyar estos esfuerzos con su asistencia a este tipo de exhibiciones.

El programa está conformado por cinco cortometrajes:

El muro, de Sergio Arau.
Cortometraje de animación que plantea a un personaje que recorre tranquilamente un desierto hasta encontrarse con un muro de ladrillo que le impide el paso. Ante el obstáculo, el personaje busca brincarlo o destruirlo.

Con una duración de 6 minutos, Arau parece mostrarnos una metáfora de las reacciones humanas ante un problema o una barrera inesperada. El final del corto indica que esas reacciones son generales en la mayor parte de los individuos.

Sin pretensiones formales o de contenido, el corto de Arau obtiene mejores resultados en la comunicación de su idea que otros de los cortos de este programa, que toman mayor cantidad de tiempo para lograr un mensaje menos contundente o menos claro.

El muro es una de las razones para ver la proyección de este programa especial.




Lávelo y úselo / Wash and wear, de Sergio Guerrero
Es, para mi gusto, el mejor corto del programa. En sólo 16 minutos, Guerrero hace planteamiento narrativo y formal completo. A partir de un encuentro en una lavandería de paga, dos personajes establecen una relación. En el fondo de todo se encuentra un asesinato pasional.

Lucy (Cecilia Suárez) se llevó por delante a su novio con un cuchillo y lava la ropa con todo y cartera (con el detalle de humor negro de que la identificación es la de Guerrero). Fabián (Luis Felipe Tovar) espera que su carga de ropa esté lista. Por una falla de la lavadora, Fabián descubre el secreto de Lucy.

A partir de ese momento, enmedio de una atmósfera obscura, donde en el exterior llueve, y fotografiada con contrastes fuertes, la pareja desarrolla el sueño de huir a una playa.

Pero de ese deseo mutuo, de esa posibilidad de relación, Guerrero recorre toda una gama de sentimientos a través de sus personajes: miedo, curiosidad, atracción, traición, de nuevo el miedo. A pesar de un asesinato, la cotidianeidad finalmente no se rompe.

Un gran valor de este corto es mostrar la capacidad técnica que ya existe en este cine, en cuanto al manejo de nuevas tecnologías, y de la calidad de la dirección de fotografía mexicana. Lávelo y úselo está hecho con gran solvencia técnica y sus imágenes son atractivas. Aun aquellas que son resultado de la experimentación o del juego estético no atentan contra la trama sino que la complementan. Es evidente también el trabajo de producción, acreditado a la argentina Magdalena Nicolini, ya lejos de sus inicios como asistente en Televisa.




Cocktail Molotov, de José Ángel García Moreno
Corto de animación cuyas características formales son más interesantes que la historia que narra. A partir de imágenes basadas casi exclusivamente en grises, blancos y negros, García Moreno narra una borrachera de su personaje.

En ambientes de bar, se ve la obsesión por tomar alcohol y el resultado del corto es esperado casi sin sorpresa.

Por esa razón, la parte formal de la animación es la que se observa como más valiosa. El director dibuja lo grotesco de personajes y lugares de los ambientes nocturnos, así como la irresponsabilidad que priva en esos momentos. En tan sólo tres minutos llega a la conclusión lógica.

No es el corto más valioso del programa. Lo rescatable es su aspecto formal. Tómese como el respiro para lo que sigue.

La historia de I y O, de Valentina Leduc
Aquí se siente a una directora mucho más madura en el manejo de la parte por el todo, que dice más de sus personajes y de la situación por medio de una narrativa enfocada al detalle conductual, a la atención al detalle.

Una pareja instalada en el aburrimiento sexual y existencial recibe el encargo de cuidar el departamento de unos vecinos del mismo edificio. El marasmo de ambos personajes, denotado, por ejemplo, por el manejo de los pies de ella al arrancar el corto, está circunscrito al espacio propio de la pareja.

Pero nuestro personaje masculino (Martín Zapata) recorre e investiga el departamento de los vecinos. Pronto lleva a su esposa a visitar el nuevo ambiente, Del cambio de ambiente se desprende un nuevo reencuentro de la pareja y una activación de su vida sexual y sentimental.

El departamento de los Otros es un cambio de ambiente que repercute en la vida y fantasías de la pareja. La edición y el trabajo de cámara despiertan también del marasmo narrativo, mientras que Valentina Leduc sigue fiel a la observación del detalle, como quemar la cortina de baño con el puro.

El hecho de abandonar el nuevo ambiente no implica que el reencuentro de la pareja se desdibuje. Como remate, Leduc usa de nuevo el detalle: nuestro personaje ha tenido la precaución de traerse el tapón de la bañera. La pareja puede seguir su aventura.

El corto, aunque un poco disparejo en la realización entre sus partes, apunta que existe una directora con capacidades narrativas, que sabe contar con imágenes y edición. Es sólo cuestión de tiempo para que madure una realizadora con un buen manejo de la observación y que, seguramente a futuro, si elige temáticas importantes, entregue al público largometrajes de excelente factura. La esperanza está viva, como lo demuestra este cortometraje.

Ciudad que se escapa, de Rodrigo García Saiz
A partir de una obra de Paco Ignacio Taibo II, Mariachis muertos sonrientes, García Saiz atisba al mundo de la nota roja, de la creación literaria y de las relaciones de pareja. Es el cortometraje más largo –30 minutos- y más ambicioso del programa. También es el que falla más en su intento.

Un escritor debe acabar un guión por lo que se aparta de su novia. El personaje sobre el que escribe es un fotógrafo de nota roja cuyo reino es la noche. Venal, cínico y atractivo, El Chato es lo mejor que hay en el corto.

Este personaje imaginario termina por introducirse a la realidad real del escritor, al grado de ligarse a su novia, comunicarse con él y afectar la escritura y el desarrollo de la historia, El Chato es tan vital que adquiere vida propia.

Pero el juego imaginario del triángulo amoroso pierde fuerza cuando El Chato entra en determinadas circunstancias. Una escena sobrante, que no aporta ni a los personajes, ni al corto, ni a la ciudad en la que se desarrollan los hechos –la Ciudad de México- es la del payaso enano que amenaza con suicidarse y termina actuando a las órdenes del fotográfo.

De nuevo el pobrediablismo al que es tan afecto el cine mexicano que se desea social o estético –Ripstein en El evangelio de las maravillas, por ejemplo-. La escena no aporta nada porque se autosabotea hasta volverse inverosímil. El payaso y su amigo gritándose mientras el fotográfo logra sus placas con la promesa de seducción a dos solteronas que viven en el departamento más cercano al payaso enano.

El conjunto de la escena quiere juntar varios tipos sociales para mostrar una ciudad que, en la realidad, ya va más allá de la imaginación de sus habitantes.

La frase del escritor, sobre los cientos de historias posibles de esta megalópolis, y que finalmente huyen de él porque es una ciudad que se escapa a su talento resume perfectamente lo que ocurre en este corto.

La historia se le va de las manos a su director, la trama se abre de tal forma que todo termina por desdibujarse, hasta el mismo Chato, el más sólido de los personajes. Ya poco importa como acabe el triángulo amoroso… todo termina en un juego mental estéril

En ese sentido, la historia debió ajustarse. Es decir, un trabajo en la mesa de edición que dejara fuera de la pantalla lo innecesario o lo inútil. Por desgracia eso no se dio.



EL MURO. Producción: Art Naccó industries, Conaculta, Imcine, Rossana Arau, Sergio Arau. Dirección: Sergio Arau. Año: 1998. Guión: Sergio Arau. Música: Juan Colomer. Edición: Sergio Arau. Animación: Cuauhtli Arau Méndez y Sergio Arau. Duración: 6 minutos. Distribución: Imcine.

LÁVELO Y ÚSELO. Producción: Manifiesto Films, Conalculta, Imcine, Magdalena Nicolini. Dirección: Sergio Guerrero. Año: 1999. Fotografía en color: Alfredo Kassem. Música: Bon. Edición: Sergio Guerrero. Intérpretes: Luis Felipe Tovar (Fabián), Cecilia Suárez (Lucy). Duración: 16 minutos. Distribución: IMCINE.

COCKTAIL MOLOTOV. Producción: Conaculta, Imcine, José Ángel García Moreno, Martina Totzauerova, Guillermo Rendón. Direción: José Ángel García Moreno. Año: 1999. Guión: José Ángel García Moreno. Fotografía: Ciro Cabello y Armando Mejía. Música: Juan Cristóbal Pérez Grobet e Iraida Noriega. Edición: José Ángel García Moreno. Animación: Valeria Gallo, Kemi Guaida, Guillermo Rendón y José Ángel García Moreno. Duración: 3 minutos. Distribución: IMCINE.

LA HISTORIA DE I Y O. Producción: La Media Luna Producciones, Conalculta, Imcine, Tabasco Films, Mexine, Martha Sosa, Juan Carlos Rulfo. Dirección: Valentina Leduc. Año: 1999. Guión: Valentina Leduc y Alejandro Lubezki. Fotografía en color: Alexis Zabé. Música: Jacobo Liberman. Intérpretes: Martín Zapata y Gabriela Murray. Duración: 18 minutos. Distribución: IMCINE.

CIUDAD QUE SE ESCAPA. Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), Dirección General de Actividades Cinematográficas-UNAM, Conaculta, Imcine, Fonca, Televicine, Walter Navas. Dirección: Rodrigo García Saiz. Año: 1998. Guión: Rodrigo García Saiz, basado en Mariachis muertos sonrientes, de Paco Ignacio Taibo II. Fotografía en color: Juan Carlos Carrasco. Música: Luis Leñero. Edición: Gabriel Baudet y Rodrigo García Saiz. Intérpretes: Bruno Bichir (el chato y el escritor), Verónica Merchant (Lola), Gerardo Martínez, Rodolfo Vélez. Duración: 30 minutos. Distribución: IMCINE.