25 marzo 2018

Amantes del Círculo Polar, Los., de Julio Medem

Francisco Peña

La película del español Julio Medem tiene defectos y virtudes, pero el sabor que deja al terminar es que se trata de la producción industrial de un guión estudiantil, escrito en los primeros años de estancia en una escuela de cine.

La película plantea la relación amorosa de dos personas, desde la infancia escolar hasta la juventud. Aunque mantiene una cronología lineal de principio a fin, salpicada con algunos flashbacks, la historia de Anna y Otto a lo largo del tiempo atrae gracias a la estructura inicial con la que se narra. Todo bien hasta que el guionista destruye su propia historia.


Medem director es traicionado por Medem guionista. A lo largo de la cinta, la casualidad juega un papel determinante, con círculos de encuentros y desencuentros que se repiten para apuntar a que el destino está a favor de los jóvenes amantes; el final traiciona la continuidad narrativa de toda la cinta. Cae por tierra, entre otras cosas, el excelente trabajo actoral de las tres parejas de actores que personifican a Ana y Otto a través de infancia, adolescencia y juventud.




Ana y Otto son niños que sufren por el desgarramiento de sus mutuas familias; Ana por la muerte de su padre y Otto por el divorcio de sus padres. En esta primera instancia, a Julio Medem se interesa señalar los complejos de Edipo y Electra que lleva a los niños a enamorarse como resultado de su situación. Otto y Ana, se dice, son nombres capicúa, que se leen igual al derecho y al revés como una señal mágica. Otto debe su nombre a un piloto alemán que conoció su abuelo y que participó en el bombardeo de Guernica.


Más adelante, por casualidad del destino, sus familias se reunen para formar una sola y de pronto de convierten en hermanos políticos a pesar de su mutua atracción desde niños. Sin embargo, de nuevo los padres -que no la casualidad- se separan y a consecuencia del hecho se pierden mutuamente la pista. De inmediato, la historia establece los esfuerzos de Ana para que la casualidad repita el encuentro con Otto, su amante - hermano; mientras que Otto se difumina como personaje.

Dentro del sueño generado en la infancia, las acciones de los dos jóvenes apuntan a que la casualidad de nueva cuenta los junte en Finlandia, más allá del círculo polar ártico. La fé en que la casualidad los ayude los impulsa a repetir la historia mítica del aviador alemán Otto, que luego de bombardear Guernica tiene que lanzarse en paracaidas. Allí es salvado por un español y termina por salvar a una joven española, Cristina, a quien lleva a Finlandia para protegerla de la guerra, y en donde son felices.


Este relato mítico de Otto el aviador alemán, se entrelaza con la trama actual de los dos jóvenes. Medem, guionista y director (binidad esquizofrénica y una sola contradicción creativa en su caso) lleva al espectador a creer que el mito y la realidad se unirán finalmente en beneficio de los amantes. Para dar esta impresión, Medem siembra en el relato varias señales de que la casualidad, el azar mismo, trabaja en favor de los jóvenes a pesar de sus propias conductas erráticas. Esta siembra de casualidades narrativas no dejan ver abiertamente la mano del guionista en estos momentos.

El gran acierto de la película de Meden se encuentra en la fragmentación de su narración, para que Ana y Otto narren el mismo acontecimiento desde su punto particular de vista.

En "Rashomon", de Akira Kurosawa, un hecho es narrado por varios personajes, pero las versiones son tan dispares que se sabe que varios mienten; es la historia del monje la que aparece como verdadera, pero por la calidad moral del personaje. Aquí, la tarea de construcción del relato "verdadero" es responsabilidad del espectador a partir de los elementos generales, pero cada "personaje" no comparte la realidad con los otros sino que vive dentro de su propia versión de los hechos.


En el caso de "Los amantes del círculo polar", la historia se construye en una forma contraria a la de "Rashomon". La trama avanza mediante la presentación de un hecho único y la percepción que del mismo tiene cada amante, Ana y Otto. Por ejemplo, el primer encuentro sexual de ambos muchachos con entrega de mensajes, cambios de ventanas y finalmente el sexo, se narra con los ojos de cada uno de ellos. De allí los títulos de "Ana", "Otto", "los ojos de Ana", que separan los bloques narrativos de la cinta.

Pero cada "versión" individual de Otto y Ana contiene varios elementos comunes, lo que permite que el espectador tenga un relato "objetivo" enriquecido con las percepciones e interpretaciones de los dos personajes del mismo hecho y de si mismos. Esta estructura narrativa, que es una aportación muy interesante de Medem, se sostiene hasta dos tercios de la historia lineal interna de la película.


Pero, luego de llegar a esos dos tercios de la cinta, Medem abandona un poco a Otto y se concentra en Ana. Es el personaje femenino que siente la soledad quien intenta provocar de nuevo la casualidad que los unió; basada en el sueño adolescente de Finlandia y el Círculo Polar Ártico, cuando se dieron el primer beso y aceptaron su mutuo amor. Es ella quien se translada a ese país y envía señales suficientes para provocar que Otto repita en Finlandia el relato mítico de su homónimo alemán: el paracaidas, el encuentro en el bosque y lo que ambos desean… la salvación de la pareja.

Los signos y las señales casuales se repiten en la realización de Medem, porque cada uno de los obstáculos se superado poco a poco para obtener el encuentro final. Todo aún es congruente, porque Ana es quien siempre toma las iniciativas y Otto siempre se dedica a la fuga. Medem guionista lleva al público a creer en el destino positivo de sus amantes porque no hay elementos que contradigan esta tendencia a lo largo de todo el film.

Pero en el último tercio de la cinta se siente y observa en forma clara la intervención de la mano de Medem guionista. Contra el flujo de su propia realización y tendencia narrativa, Medem empieza a intervenir abiertamente por medio de trabas gratuitas y circunstanciales. Es el autor, como una especie de dios perverso, quien rompe su propia narración con una actitud inmadura.


Finalmente, con una decisión narrativa que sólo se observa en guiones estudiantiles o inmaduros, Medem presenta un final donde una circunstancia fortuita y estúpida altera el destino de los amantes. Este golpe final es una ruptura del guión, es una vuelta de tuerca intelectual digna de un adolescente.

En ese sentido hablo de un guión estudiantil. Es cuando el joven prueba las herramientas narrativas del cine y siente que puede manejarlas bien por primera vez. En ese momento se cae en la fascinación de usarlas para crear un final inesperado y golpear emocionalmente al espectador, sin darse cuenta que traiciona el espíritu, planteamiento y desarrollo de su propia obra.

El estudiante juega a ser el aprendiz de brujo, al dios guionista que es el único que conoce el destino de sus personajes, y los obliga a vivir un final que van en contra de todo lo que ha planteado desde el principio. Todo por el morbo de sorprender, de demostrar que tiene el poder narrativo como para tirar el castillo de cartas que construyó. Es pues, un acto de soberbia intelectual: "tengo el poder para alterar el universo narrativo que he creado".



Esta ruptura es gratuita porque no tiene otro resultado que golpear a la audiencia y destruir la economía del relato. Es la sorpresa por la sorpresa. Sólo el autor está satisfecho de su juego porque es el único que conoce el por qué remató de esa forma la película. Medem guionista traicionó a Medem director, a sus personajes y al público.

Debido a este final inesperado, "Los amantes del círculo polar" pierde lo más valioso de la cinta, la visión fresca de los dos personajes sobre lo que ocurre, que da al espectador un hecho objetivo y aporta las sensaciones e interpetaciones de ambos sobre dicho evento. Medem, en un arrebato inmaduro da un manotazo en la mesa narrativa y tira todas las fichas. El resultado es que la brillantez de su cinta se apaga innecesariamente.

LOS AMANTES DEL CIRCULO POLAR. España. PRODUCCION: Sogetel, Fernando de Garcillán, Txarly Llorente. DIRECCION: Julio Medem. GUION: Julio Medem. AÑO: 1998. FOTOGRAFIA EN COLOR: Gonzalo F. Berridi. MUSICA: Alberto Iglesias. EDICION: Iván Aledo. INTERPRETES: Najwa Nimri (Ana, joven), Kristel Díaz (Ana, adolescente), Sara Valiente (Ana, niña), Fele Martínez (Otto, joven), Víctor Hugo Oliveira (Otto, adolescente), Peru Medem (Otto, niño), Nancho Novo (Alvaro, padre de Otto), Maru Valdivieso (Olga, madre de Ana). DURACION: 114 minutos. DISTRIBUCION: Quality Films.